viernes, 2 de septiembre de 2016

A ella le gustaba lo claro.

A ella le gustaba lo puro
lo completo y apasionado
lo que llevaba tiempo y dedicación
lo que importaba bastante.

A ella le gustaba sentirse llena,
complementarse
y que la complementaran.

Le gustaba sentirse bien
le gustaba ser parte de algo que ella apreciara
y ser necesaria.

Le gustaba poder ayudar
y que la gente contará con ella, con su palabra
La hacía sentirse plena
y a ella le gustaba lo pleno.

Por eso odiaba sentirse incompleta
y el amor a medias.

Ella era apasionada
A lo que le gustaba
A lo que hacía
A lo que sentía
A lo que expresaba y lo que escribía.

Le gustaba ser apasionada,
porque a ella le gustaba lo apasionado.

Le gustaba comprender 
y le gustaba ser comprendida.

Le gustaba expresarse.
Le gustaba tomarse tiempo para procesar, porque a ella le gustaba analizar y
lo analizado.

A ella le gustaba lo puro,
lo claro
Le gustaban las conversaciones largas,
las charlas
porque le gustaba hablar.

Le gustaba contar lo que pensaba,
le gustaba ser escuchada
Y le gustaban los otros puntos de vista.
Le gustaba que le respondieran con preguntas.

Y cuando no tenía con quién hablar,
Escribía.

Casi siempre se sentía plena al escribir,
La calmaba
La descargaba
La completaba

Y comprendía un poquito más
Algunos de sus pensamientos.

A ella le gustaba lo claro.

domingo, 21 de agosto de 2016

05/07/2016

No me cuesta ningún trabajo recordarlo, un solo gesto. Entre el y yo había una molestia indefinida. Hubo instantes de pánico en los que estaba perpleja y humillada, porque había sentido ante el amor, una gratitud desolada, y me decepcionaba.
Y luego comprendía que había llegado el momento inevitable del amor más puro y más sereno. La parte física, entonces, es el cumplimiento de un instinto en donde no puede entrar la generosidad. Al principio supera lo emocional y hasta colabora con la tarea de restarle importancia.
Y si los pensamientos volvían, los rechazaba, los daba vuelta en mi cabeza, sin lograr comprender por qué una normal aventura de muchacho provocaba tanto espanto, tanta ira.
Estabas destinado a perfeccionar la obra, a darle el toque final para después retirarte intacto. Y entonces entendí que me habías permitido cerrar un ciclo para poder superar, y en algún punto de ese resentimiento eterno, te lo agradecí.